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El legado familiar en el transporte: una historia desde SOTRUL

  • Foto del escritor: Francisca Latrach
    Francisca Latrach
  • 22 may
  • 2 Min. de lectura

Hay empresas que nacen de un plan, otras de una necesidad. Y luego están las que nacen de una mezcla rara de intuición, riesgo y carácter. Así nació SOTRUL. Y por eso, hablar de esta empresa es también hablar de Jorge Latrach, su fundador, y del legado familiar en el transporte que él inició.


No fue un proyecto sencillo ni un camino evidente. En un momento clave de su vida, Jorge vio una oportunidad en el transporte de tripulaciones y decidió tomarla. No era el mejor momento ni el más fácil. Pero tenía algo que nunca le ha faltado: iniciativa. Ese mismo espíritu que marcó el inicio de SOTRUL, hoy nos sigue inspirando. Porque este rubro —el transporte de personas— exige precisamente eso: intuición, creatividad y adaptación constante.


Mi papá no solo construyó una empresa: nos hizo parte de ella desde siempre. Desde las idas al taller los sábados por la mañana, hasta los despachos de buses en los colegios. Él estaba ahí. Presente, sonriente, con una energía que aún se siente. Y con un carisma que, incluso hoy, me abre puertas.


Cuando me presento ante clientes que conocieron a mi papá, lo primero que escucho son recuerdos: “Tu papá me llevaba”, “Siempre estaba en cada salida”, “Nunca se olvidaba un nombre”. Son detalles que no aparecen en un contrato, pero que hacen toda la diferencia. Son parte viva de nuestro legado familiar en el transporte.


Desde chica, los buses, las rutas y los motores fueron parte del lenguaje cotidiano. Ver pasar los “buses del papá” era motivo de orgullo. Era nuestro mundo, sin darnos cuenta.


Hoy liderar SOTRUL no ha sido fácil. Más aún en un sector históricamente masculino. Pero también ha sido significativo que mi papá haya sido testigo de que sería su hija —y no alguno de sus hijos hombres— quien tomaría la posta. Ese proceso ha sido de aprendizaje mutuo. Hoy, aunque pensemos distinto, buscamos juntos el mejor camino para hacer crecer esta empresa.


De él aprendí que liderar no es solo tomar decisiones. Es abrir la puerta, conocer a las personas, escuchar sus historias. Jorge tiene una capacidad única para conectar. Y aunque no siempre me resulta fácil —porque lo suyo es innato—, intento cada día replicar ese espíritu.


Y en este Día del Padre, quiero decirlo con todas sus letras:Papá, te admiro profundamente.A veces no coincidimos, y sé que te cuesta soltar lo que construiste. Pero gracias. Gracias por dejarme crecer, por confiar y por permitirme acompañarte en este viaje.


No todos tienen el privilegio de heredar algo tan humano como una empresa familiar que mueve personas, no solo buses.


Feliz Día del Padre.


    Jorge Latrach, junto a Francisca Latrach y Miguel González, plana ejecutiva de Sotrul.
Jorge Latrach, junto a Francisca Latrach y Miguel González, plana ejecutiva de Sotrul.

 
 
 

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